La movilidad estudiantil como puente entre disciplinas y territorios.
Javiera Fuentes, estudiante de Arte de la Universidad de Playa Ancha en Valparaíso, emprendió un viaje académico que la llevó desde la costa central de Chile hasta el norte del país, en la Universidad de Tarapacá. Con una curiosidad que desborda su licenciatura, Javiera decidió explorar el vínculo entre el arte y la antropología, un interés que la motivó a realizar un intercambio estudiantil, gracias al Programa de Movilidad Nacional Estudiantil del Área de Formación Integral.
Durante esta experiencia, Javiera profundizó en el estudio del cuerpo y la imagen, abordando temas que fusionan su disciplina artística con la antropología, especialmente en el contexto de las culturas andinas y chinchorro. Su profesora guía de Historia del Arte la alentó a explorar la antropología desde un enfoque teórico, abriéndole la puerta a un nuevo mundo de posibilidades. “La UTA me respondió de inmediato y siempre me interesó el norte”, comenta Javiera, quien además de desarrollar su tesis, ansiaba la experiencia personal de conocer un territorio y una cultura tan rica como la del extremo norte chileno.
La Universidad de Tarapacá le brindó a Javiera el espacio ideal para conectar con compañeros de otras carreras, visitar museos, y estudiar en profundidad el arte corporal, especialmente el tatuaje. Ella destaca la calidez y la colaboración de profesores y estudiantes, quienes no solo la orientaron académicamente, sino que también la enriquecieron con sus perspectivas y conocimientos.
Para Javiera, esta experiencia no solo fue un logro académico, sino también un paso hacia su sueño de integrar el arte y la antropología en su futura carrera profesional. “Esta experiencia me ha aportado conocimientos y contactos que serán útiles para mi incursión en la antropología”, afirma Javiera, quien planea continuar sus estudios con un postgrado.
Su mensaje para otros estudiantes es claro: “Atrévete. La movilidad estudiantil no solo ofrece nuevas perspectivas académicas, sino que también es una oportunidad para crecer como persona.”
Tras su estadía en Arica, Javiera se lleva consigo recuerdos de una cultura profundamente arraigada, única y territorial. Su conexión con la región es tal que no descarta regresar, ya sea en el ámbito académico o incluso para vivir. “Siento que me vendría a vivir acá. La cultura aquí es muy viva, es territorial, con influencias de Chile, Perú, Bolivia y más allá”, comparte. Con una invitación para exponer su obra en el futuro y el deseo de volver para el Carnaval Andino con la Fuerza del Sol, Javiera cierra este capítulo con la certeza de que su paso por la Universidad de Tarapacá dejó una marca imborrable en su formación y en su vida.