Aprendizaje significativo
Innovación en el aula es dirigida y aplicada por el profesor Daniel Moraga a estudiantes de segundo año.
El uso de nuevas metodologías de enseñanza no se encuentra ajena en la carrera de Medicina de la Universidad de Tarapacá, ya que estudiantes de dicha carrera se encuentran experimentando con bastante éxito, el modelo llamado “Aprendizaje Basado en Equipos”, iniciativa que impulsa el académico Daniel Moraga, en su asignatura “Fisiología II”.
El modelo de “Aprendizaje Basado en Equipos” o “Team-Based Learning” (TBL), es una estrategia instruccional práctica, económica y efectiva que genera aprendizaje activo en equipos de estudiantes, incrementa la motivación estudiantil, facilita el logro de resultados de aprendizajes, y tiende a mejorar indicadores académicos que además impactan en la acreditación de las carreras. El uso de esta metodología gestiona, motiva y evalúa aprendizajes de manera eficiente y efectiva, a través de actividades como el trabajo colaborativo en grupos pequeños, las lecturas previas, el desarrollo de test individuales al inicio de las sesiones y actividades de aplicación en clase, en línea con lo que se conoce como “flipped classroom” o aula invertida. Desde una perspectiva práctica TBL establece un sistema específico y estructurado de aula invertida, que orienta y facilita el proceso de enseñanza-aprendizaje y evaluación desde la óptica dual de los profesores y estudiantes.
El profesor facilita al alumno las herramientas para que realice de forma autónoma su estudio y sea capaz de desarrollar los conocimientos académicos necesarios. Luego, durante la clase los estudiantes deben debatir y reflexionar sobre lo aprendido de manera colaborativa. El profesor incentiva la integración del contenido académico revisado en las distintas lecciones impartidas, estimulando al estudiante para que participe de la discusión grupal y argumente sus opiniones, favoreciendo también el desarrollo de competencias transversales que identifican a los estudiantes de la Universidad de Tarapacá, como son las habilidades sociales y el buen manejo de la lengua castellana.
En el caso particular observado, el profesor Daniel Moraga inicia la clase con un control individual sobre los contenidos previamente estudiados por los alumnos. Luego realizan un debate grupal donde responden a través de tarjetas con un sistema de raspe -como las boletas de lotería- en las que deben encontrar la respuesta correcta raspando la alternativa que se encuentra oculta, lo que favorece el aprendizaje por medio del error. El uso de estas tarjetas genera una retroalimentación inmediata de la evaluación realizada en equipos y es conocida como IF-AT “immediate feedback assessment technique”. Dependiendo del número de intentos se otorga un puntaje al “control grupal”. La intervención finaliza con la apelación, acción en la cual el estudiante tiene la posibilidad de impugnar algún punto en el que no esté de acuerdo.
BUENAS PRÁCTICAS
Daniel Moraga, académico que implementa esta metodología en sus clases, comentó que la intención del uso de este modelo de enseñanza pretende que a los estudiantes en el aula se les estimule la utilización del conocimiento para la resolución de problemas y en una serie de actividades de aplicación que van a permitir mejorar el desarrollo del método científico y un razonamiento clínico más agudo, haciendo inferencias y entregando diagnósticos.
“Los estudiantes luego de haber pasado por todo este proceso, que se llama “proceso de aseguramiento del aprendizaje inicial”, están listos para aplicar sus aprendizajes en las “actividades de aplicación”, en donde se les puede enfrentar a casos clínicos, para discutir en un formato más amplio, más dialógico, permitiendo así aplicar su conocimiento de una manera mucho más profunda”, explicó el académico, dando a conocer las ventajas que tiene la utilización de esta metodología de innovación en el aula.
Por otra parte, el académico manifestó sentirse muy satisfecho por los resultados obtenidos hasta el momento, argumentando que los estudiantes han tenido un rendimiento óptimo. “Una de las cosas que más me gusta, es que ellos han cambiado su forma de interactuar entre ellos y de razonar para explicar un caso clínico usando lenguaje científico, eso para mí demuestra un aprendizaje significativo y profundo, tengo la certeza que están adquiriendo sólidas competencias científicas. En mi experiencia en otras universidades, puedo decir que los estudiantes de Medicina de la UTA no tienen ninguna diferencia con alumnos de esas otras instituciones de Educación Superior, es decir, son excelentes estudiantes”, aseguró.
ESTUDIANTES
Christopher Martínez, estudiante de segundo año de la carrera, comentó que la aplicación de esta metodología les ha sido muy útil e innovadora. “Me ha gustado, porque siento que no es solo una responsabilidad para mí, sino para el grupo, lo que me motiva mucho más para ser un aporte y no una carga. Así es que puedo comentar, inferir y dar mi opinión, lo que facilita además que el conocimiento sea más amplio al complementarse con las ideas del resto de los compañeros”, sostuvo el estudiante.
Martínez, además señaló que, gracias a este método, los contenidos se pueden integrar de mejor manera. “No es solamente aprender de memoria, tenemos que integrar, entender y aplicar en los ejercicios, entonces es muy enriquecedor escuchar a mis compañeros y a mí mismo sobre definiciones, diagnósticos etc. de verdad aprendemos mucho”, concluyó.
Por otra parte, la Coordinadora del Área de Desarrollo Académico del CIDD, Javiera Muñoz, destaca la importancia de contar con académicos como Daniel Moraga que estimulan la innovación en el aula buscando aprendizajes de calidad en los estudiantes. En relación a esto declaró que “fue muy interesante realizar la observación en aula con el profesor Moraga. Quedé gratamente impresionada con la alta participación de los estudiantes. Pude escuchar sus diálogos en los que demostraban un manejo claro de conceptos y procesos revisados en clase. También pude ver cómo discutían y se aclaraban dudas entre ellos, lo que es muy enriquecedor, tanto en términos académicos, como en términos de integración entre pares”, puntualizó Muñoz, añadiendo sobre esto mismo que, el profesor, tomaba un rol de facilitador de aprendizajes, donde regulaba sus intervenciones para guiar a sus estudiantes en su propia construcción del conocimiento.
Finalmente, la Psicóloga del Centro de innovación y desarrollo de la docencia, hizo una invitación a todos los académicos de la Universidad, a compartir sus buenas prácticas docentes con el resto de la comunidad universitaria. En relación a esto concluyó que “la mejor forma de mejorar la docencia es compartir entre los académicos lo que realizan en la práctica. Esto los lleva a contrastar experiencias, a observar a otros y también a auto-observarse”.